sábado, 24 de mayo de 2014

Que nadie diga jamás que nosotros no tuvimos cojones

Apoyo incondicional y abrazo a tiempo (como un pañuelo cura fracasos). Palabras ciertas que duelen pero que me han servido para prevenir que me coma el suelo o me diera de morros con la realidad o unas pocas palabras simples que pueden llegar a arreglarme cualquier domingo.Un plan sin planear y mil que guardamos en listas de cosas por hacer.

Mira que han pasado años, y nadie ha demostrado aguantarse tan bien como nosotros. Creo que puedo decir sin miedo a equivocarme que te conozco mejor que muchos y que tu me conoces como nadie... Nuestros máses y nuestros menos, puntos débiles y hasta lo que se guarda al fondo con la intención de que nadie lo toque.

Ahora al mundo le da por ponerse patas arriba y la verdad es que todavía no se muy bien que es lo que quiere, pero creo que se que es lo que quiero yo. Quiero que sigas ahí durante todas las facetas de la vida, que me acompañes desde muy cerca y me sigas guiando de vez en cuando. Que estés ahí a mi lado viendo como todos cambian y se van. Y tú te quedas amoldandote a todos mis cambios, modas o manías como has hecho tan bien hasta ahora. 

Eres grande... Para mi el que más. 
Hace tiempo que ya no se ser sin que tu seas conmigo...

Gracias, por apostar por mi cuado parecía que tu vida tenía el camino hecho , por convencerme y seguir recordándome que estas ahí para mi siempre. 

Te requiero. 

(Otra carta en un ocho de febrero diferente) y que se sigan acumulando. 

    Parecía que esté un día escribió para  nosotros... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario